jueves, 28 de julio de 2011

La comunicación no debe faltar

Pongamos méritos en quienes los tienen y hagamos caso a esas interioridades que nos provocan para lo mejor en ese afán de un tránsito querido, único y excepcional. Nos hemos de poner las pilas para que no falte energía en ese camino que nos ha de ayudar desde cualquier recoveco.

Asumamos que la amistad es la que nos puede permitir que vayamos hacia delante con el anhelo conseguido y realista. Todo pesa, pero hemos de salir a la calle con las ventajas y desventajas de las circunstancias en las que nos movemos. Supongamos que todo es posible, y hagamos que lo sea con el entusiasmo más ilusionante.

Nos hemos de querer como somos, procurando ayudar a los demás, a cuantos nos vienen con una sombra pacífica. Todo instruye si nos abocamos a ese escenario con diferentes entradas de información. Consumamos el tiempo y no agotemos los espacios, que deben pervivir, si es posible mejor que los hallamos, para las generaciones venideras.

Digamos lo que pensamos desde esa moderación con la que nos hemos de garantizar un cierto futuro. No volquemos los aprendizajes, que hemos de sostener como sea menester, en la medida de nuestras capacidades. Imaginemos que los intentos tienen sentido, y demos sentido a cuanto lo posee ciertamente.

Ganemos con los pronósticos, anticipando lo bueno y neutralizando lo nefasto. Los equilibrios siempre son buenos cuando vienen cargados de resistencias. Nos hemos de empeñar en hacer cosas y en ir mejorándolas por un provecho compartido donde la comunicación nunca debe faltar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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