Todo es posibilidad en este mundo de corajes variados, a menudo incluso variables. Nos debemos disponer ante la integridad manifiesta que nos conduce hacia el principio del mundo. Digamos lo posible.
Hagamos que el corazón sane con iniciativas que nos transporten por hábitos realistas. No quedemos en el comienzo perpetuo. Nos tenemos con el sí de una eternidad de pasos agigantados.
Mostremos las experiencias como un valor que añade, que suma, que nos permite seguir hacia el infinito por un firmamento de opciones.
No callemos ante las dudas, ante las carencias y creencias que no siempre se manifiestan en todo su esplendor. Curioseemos por la vida con más vida, siempre con más vida.
Representemos las mejores escenas de una existencia de preguntas y respuestas. Actuemos teniendo en cuenta que el tiempo es oro, pero sin que nos excedamos en las prisas. Vayamos por dónde podamos.
Hemos de procurar progresar. El mundo es un espacio entre medio e infinito con posibilidades y puertos a los que llegar en función de las etapas que vayan discurriendo, de cómo vayan pasando y de las actitudes que, en cada momento, tracemos. Hemos de hacernos caso todos los días, a nosotros y a los demás.
J.T.
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