Gestamos esa emoción que nos complace en un valor añadido que nos debe propiciar la búsqueda y el hallazgo de lo mejor.
Motivemos las ruedas que nos pueden hacer convivir y comulgar con ruedas de un molino embriagador. Nos hemos de poner en marcha cada vez que podamos con resortes suficientes para no fallar ante los elementos que se vayan sucediendo.
Provoquemos mejorías constantes. Las necesitamos todos los días, cada jornada, a cada momento.
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