Existimos gracias al amor.
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Nos queremos sin rodeos, y por eso creemos el uno en el otro.
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Nos hemos definido con voluntades.
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Hablemos todos los días.
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Nos intuimos muy cerca, cada vez más.
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Hoy sonríes, como ayer, y, con tan poco, o con tan mucho, me alegras el día.
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Hemos descubierto por dónde marchar.
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Nos importamos con las realidades que vivimos. Sobran ahí las palabras.
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Adornemos el destino con muestras de cariño.
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Nos hemos subrayado deseos que ya comenzamos a cumplir.
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Navegamos por aguas conocidas.
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Hoy nos colocamos en el lugar del que aprende.
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Demostremos que hay futuro.
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Rescatemos los planes de otros momentos.
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Vayamos todos los días, vayamos.
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El consuelo no es una opción. Nos hemos de reconocer con y en nuestras circunstancias.
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Nos damos ese paño que ama.
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Nos proponemos raíces de amor.
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Hemos conocido lo mejor, o eso nos parece. La perspectiva sigue siendo ideal.
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Nos enamoramos de cada jornada.
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Hemos aprendido a vivir, y vivimos.
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Sugerimos devoluciones a los tiempos que fueron.
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Nos hemos ubicado en ese umbral que ya no plantea recuerdos.
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Nos subimos a esa escalera que nos permite ver.
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No hay grandes distancias.
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Lo aparente tiene sentido.
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Hemos supuesto una estancia que nos será reconfortante.
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Conducimos la vida hacia donde debe, o eso pensamos.
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Nos regalamos formas que tienen sus sentidos.
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No polaricemos las garantías de otros.
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Hemos acudido en respuesta a algunas preguntas.
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No vivamos en la duda. Hace tiempo que nos sabemos reconocidos en el amor.
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Pensemos en la vuelta, siempre en la vuelta.
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Hoy estamos en la cima de la alegría, y la compartimos.
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Hemos citado a los mejores sentimientos, y, juntos, son más fuertes.
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Eres mi vocación.
J.T.
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