Mujer, no le lleves flores,
que ya no está en esa tierra podrida,
sino en la fresca, con sus frutales,
con sus aromas de infancia,
con sus sueños de eterna felicidad,
con sus imponderables, con sus luchas
y encuentros sentimentales,
con sus luces y gozos, contigo,
en tu corazón de besos suaves...
No llores su ausencia,
que ahora se mantiene en ese trecho
que anduvisteis juntos sin cautelas.
No te detengas por ese mal
de ausencias y de dolor
que te invade con promesas incumplidas
en un final que es comienzo,
aunque ahora pienses que no.
No llores, mujer,
que, si lo haces, me moriré un poco yo también,
y no me quiero morir más.
J.T.
P.D.: A ti, para que sueñes en mis recuerdos mientras viajas hacia el Paraíso.
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1 comentario:
Sin palabras, sólo sentimientos.
Besos.
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