sábado, 17 de enero de 2015

LOS DOS

Descubramos las certezas
de nuestros corazones
en cada poro de unos cuerpos,
hechos en la unidad misma,
con cuentas de trayectoria suave.

Exploremos por las reservas
que esperan desde hace siglos
a que las saboreemos
consiguiendo esa miel
que nos permita ser felices.

Hagamos que lo finito
se convierta en un movimiento
que establezca nuevas reglas,
puede que las de siempre,
desde la convicción del amor.

Encontremos en el interior
lo que nos hace ser dichosos.
La armonía es la base
para la defensa de los sentimientos
más genuinos y reales.

Convengamos las posibilidades
para una relación
en la cima de la combustión complaciente
gracias a la jovialidad de existir
que hallamos cada jornada.

Somos, existimos, los dos.
Intentemos que por siempre.

Juan T.

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