El día
me encuentra tranquilo.
Todo ha sido bueno
desde la confianza
en lo sencillo,
en lo pequeño,
en la rutina misma,
que ha ocasionado lo mejor
dentro de las limitaciones,
que siempre acepto,
o, al menos, procuro.
La jornada
se ha traducido en voz
y en deseo realizado
con consideraciones de cariño.
El sentimiento es auténtico.
Te doy lo que soy,
y soy porque te doy,
y me multiplico al tiempo.
La esperanza cuaja
en la realidad que nos circunda
con criterios de razones
que nos aplican
la voluntad y el tesón
con autenticidad mayúscula.
Podemos aparecer
donde la tonalidad
nos sirve
con importancias no complejas.
Nos hemos cuajado
con actos de placer y de aprendizaje
que nos comunican
con ese futuro de pasión
que nos destaca la bondad
sin olvidar la esencia
por la que hemos pugnado
durante largo tiempo.
Ya estamos juntos
otra vez, como al inicio:
advertimos que esta oportunidad
no se perderá.
Juan T.
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