Estás pendiente
de unos hados
que apadrinen
los hechos futuros,
y no vives
ese presente
que es un don,
más que eso,
un regalo.
El milagro
de habernos conocido
sin vernos
es ya en sí
una maravilla
que podremos compartir
en el firmamento
de nuevas estrellas
que ya brillan
al abrigo de la Luna,
siempre presta
a una sonrisa
de pura complicidad.
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