Formemos parte de la naturaleza de las cosas y actuemos para que las soluciones se den en tiempo y forma.
Separemos los obstáculos de las formas de solución. Existen. Todo puede tener una buena historia si la sabemos vivir y compartir.
Nos hemos de mostrar enamorados de lo más sencillo, que nos debe promover para secuencias simples, níveas, claras... Hagamos caso a cuanto nos sucede de bueno y procuremos que lo malo no se extienda.
Pongamos las palabras en su sitio con una declaración de buenas intenciones, buscando, procurando una señal de vida, proponiendo las posibilidades que tenemos, que, sin duda, pueden ser infinitas si nos mueve la ilusión por regalar.
Intentemos coger las cosechas más consensuadas, con criterios conciliadores, dando a entender que es mejor que cedamos a que armemos el conflicto. La vida no ofrece demasiadas oportunidades, y, por lo tanto, es cuestión de aprovecharlas. No nos enredemos en exceso.
Tomemos en cuenta las razones de todos, y seamos con todos parte de los buenos momentos, que han de ceñirnos el deseo finalista y propicio con orden, con concierto y con un tesoro necesario: el amor. Demos las buenas noticias, que se multiplican.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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