Nos engatusamos con razones que nos hacen vivir entre herencias que nos divierten y que nos enseñan, no siempre por este orden. Negociamos para vivir, y vivimos todo lo que podemos.
La premisa es no hacer daño, no sufrir más de la cuenta, no detenernos sin un motivo, no aceptar que la seriedad balbuceante nos rescate de la nada sin nada en las manos.
No debemos consentir que nos devoren las incertidumbres con sus registros notables. Nos comunicamos con tanto vigor que a menudo no vemos las consecuencias de la inacción o de tomar direcciones no adecuadas.
Motivemos la existencia con actos de soluble amistad. No perdamos el norte que nos debe dar cabida. Las sonrisas nos deben ayudar en todo lo que hagamos, que seguro que puede ser mucho y bueno.
Las noches suceden a los días, y éstos tienen ciclos de todo tipo que hemos de optimizar. No paremos cuando las cosas no vayan tan bien como nos gustaría. Cerremos los propósitos que no nos surten los resultados apetecidos. Lo noble se alcanza con el tiempo. No lo dudemos. Comuniquemos con paciencia y con aires de libertad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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