Comuniquemos lo que sentimos. Es todo.
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Nos arrimamos al corazón.
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Nos queremos así, sin esperar ni mucho ni poco.
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Hablemos de sintonía, de simpatía, de todo.
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Nos hemos tomado en serio porque serio es el amor, al menos en lo que nos da la vida.
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Nos sorprendemos en la noche. Nos vemos como somos. También empezaremos en el día. Saboreemos cada momento.
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Nos instamos a vivir.
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Nos reclamamos mucho amor, mucho deseo, casi todo.
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Nos adherimos a la vida misma.
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No hemos dado con esa negociación de otros instantes.
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Nos vencemos en los movimientos más hermosos.
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Acabemos con las etapas de incertidumbre.
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Prediquemos con todos los ejemplos posibles.
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Nos atendemos en el buen deseo.
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Nos debemos fortalecer con las impresiones más estimulantes.
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Nos regalamos tiempos dulces.
J.T.
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