Neutralicemos esos impulsos que nos dejan en tierra de nadie. Hemos de superar los destinos procurándonos un poco de paz y de altura de miras. Sorprendamos a nuestro propio devenir saliendo de los aires repetidos. No vivamos en la extrañeza de no reconocernos.
Pongamos toda la carne en el asador y superemos las cansadas premisas de esos áticos que nunca visitamos. Podemos ser un poco más fuertes. Entendemos que debemos.
Abordemos las cuestiones y sus problemas desde todas las aristas, desde las consideraciones más nobles y estimulantes. Hemos de dar con las reposiciones de aspectos tan positivos como positivistas.
Tengamos la máxima visibilidad desde la cautela que nos sea posible. Ganemos sin dejar que las cartas se superpongan a los resultados. Hemos de conocer los procesos, los bagajes, los condicionantes también, pero sin que éstos nos dominen.
Abramos puertas y ventanas para que las ideas nuevas, las brillantes, las renovadas, las que suponen las transformaciones tranquilas de la sociedad, nos lleven al amparo del entendimiento y del progreso común, estando todos juntos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario