sábado, 20 de octubre de 2012

Caímos

No sé por qué caíste.
No doy con los motivos,
aunque los hay,
los habrá,
o eso me dicen.

Estoy borracho de razones,
de palabrerías, de rumores
que no salvan.

Caíste, te fuiste, moriste
en vida
sin que tuviéramos cuidado
del día después,
quizá porque pensamos
que no llegaría.

Marchaste obligada
por circunstancias malditas
que aceptamos sin valentía.

Todo se ha dado la vuelta,
todo nos ha mareado,
y hemos pedido el sentido
que ya no logramos advertir.

Apenas entiendo nada
de lo que nos ocurre,
y experimento una huida
en la que ya no soy.

No sé lo que pasa:
sé que caíste,
y, contigo, caí yo.

Juan T.

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