Florece el día
entre turbias agonías
mostrando que la contradicción,
la antítesis y el caos
crecen a destiempo y con fuerzas
que hemos de mitigar.
El día sigue su paso
a pesar de los pesares,
aunque lo incierto nos devore,
buscando pretensiones favorables
entre aquellas que no lo son.
Todo es un proceso continuo
que se da en lo bueno y en lo malo.
Nada para, no puede ser parado,
pues el universo se halla
en perpetua evolución o involución,
pero nunca quieto.
Es bueno, imagino, me digo,
que sea así,
pues, únicamente así, confío
en que la fortuna me acompañe
con tu regreso y su sonrisa,
procurando que nada falle
cuando venga una segunda oportunidad.
Gracias a que el día sigue,
porque sigue sin que lo entienda,
tengo fe en esa opción
que perdimos y ganamos,
que ganamos y perdimos
en ese círculo que corre
y que pretendemos entender.
La pena convive con el aroma
de una jornada nueva,
repetida ella, continuada,
y rezo para que pase.
El propósito es tener agallas
para no dejar perder el amor
cuando vuelva,
que, gracias a la perspectiva positiva
que ahora veo y no disfruto,
sé que podremos compartir.
El día florece, nos florecerá.
Juan T.
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