Repongo mis anhelos con diligencias para dar con los trances más numerosos. Hemos de mirar con dones eternos.
La vida es cuanto deseamos, si nos proponemos ansias de libertad con roces mágicos. Hemos de contemplar las luces de las preferencias.
Distingamos entre pasatiempos de expresiones exquisitas con internas caricias que nos han de fermentar para gestar los regresos más destacados.
Concluyamos ante los que no aportan, y sumemos con quienes nos brindan entusiasmos y visiones elásticas de bondad.
Hemos de aplaudir los buenos hábitos con esos elementos que han de ocasionar maestrías entre tiernas suavidades de los mundos más exquisitos.
Tratemos de comunicar los recintos que pueden añadir pensamientos clarividentes, verdaderos, queridos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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