Catalogamos las experiencias
en función de los gustos,
del amor real,
de lo que nos conmueve,
y nos alzamos ante la seriedad
de quienes no creen,
y deberían hacerlo.
Clasificamos las opciones
con más madurez,
y esperamos un milagro sumado,
y en él nos vemos
con impresiones sugerentes
que son, que pueden,
que llegan a darnos la paz.
Pedimos gloria,
y la tenemos sin prescindir
de cuanto fue, de lo posible.
Avanzamos sin mirar la hora.
El tiempo ya no es lo importante.
Destilamos amor.
Juan T.
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