Hagamos verdadero
ese encuentro que fue un sueño
y que hoy llega
con fragancias de sinceridad.
No estemos prisioneros
de la duda, de la nada,
de lo terrible,
de cuanto fue, de las vicisitudes
que nos superan.
Seamos esa cita esperada
desde la adolescencia
y que hoy pone en marcha
el cronómetro de la felicidad.
¡Gracias por rescatarme!
Juan T.
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