martes, 7 de junio de 2011

Intentemos aprender

Cuentas por qué tiene sentido ese paisaje, y nos animamos en la voluntad que nos sirve como extraordinaria, lo cual es un valor en sí. Apaguemos esas ideas que no nos sirven y encendamos aún más las que nos pueden construir otra realidad. Distingamos.

Nos preferimos cada día en ese aterrizaje que fuerza la máquina que no hemos entendido hasta ahora. Algo hemos de modificar. Ahorremos esfuerzos para motivarnos convenientemente. Pidamos pasar a otra fase.

Nos hemos de alentar con los gustos que nos hacen vivir la salubridad más hermosa con sus dones mágicos. No acostumbremos al cuerpo a quedarse en la nada. Nos hemos de proponer un progreso constante.

Conmovamos los escrúpulos que nos pueden hacer saltar sobre los obstáculos que vayan surgiendo. Lo importante es continuar hacia delante con independencia de los elementos que nos puedan intentar detener en un momento determinado.

Propulsemos los barcos que nos deben impulsar hacia los orígenes de soluciones ante la soledad o la desidia. Juntos, en la docencia constante, podemos ir mejorando, variando, incrementado las opciones. Ante todo, hagamos caso al corazón, a la intuición, compartiendo la comunicación básica y también la que es algo más compleja con los demás, que seguro que nos enseñarán mucho en tanto en cuanto nos pueden regalar su experiencia. Intentemos, cuando menos, aprender.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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