Resolvamos las incógnitas con esas franquezas que nos deben llenar de pura estima. No dejemos atrás el bagaje más importante. Nos hemos de aplicar resoluciones a cuentos nuevos. Clausuremos algunas puertas.
Convenzamos a los corazones de las posibilidades que tenemos, que son muchas. No dejemos que el amor se marchite. Podemos mucho. No recortemos las alas con las que podremos volar muy alto.
Ganemos en las adicciones más honestas. Estamos en misión. Cultivemos los mejores propósitos para que éstos no tengan fin. Hemos de advertirnos con premisas claras, con reglas de un cariño profundo.
No nos cansemos en exceso. Guardemos fuerzas para el día de mañana, en el que hay que seguir con ganas y energías. Recompongamos lo que no vemos, y sintamos, y advirtamos, y tengamos todo y más.
Todo aporta, incluso los equívocos y obstáculos, que nos tienen que hacer más sensatos. Seamos con sensaciones de correcciones queridas. Nos hemos de disponer con gracia, con garbo, con puras intenciones y atenciones.
Comuniquemos con el entorno sabiendo quiénes somos, por qué somos, cómo somos, precisando las formas de mejorar y de atender los anhelos propios y colectivos, amoldando y equilibrando las distorsiones para que no nos venzan, para que nos sean útiles. Acudamos siempre que sea preciso, siempre, a la comunicación.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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