Viajemos con ese equipaje de suficiencias que nos deben llevar al principio más estimulante.
No fallemos en las apreciaciones, y, si lo hacemos, procuremos corregir el rumbo. Todo está pendiente de hacer.
Nos hemos de poner en el sitio adecuado, intentando que las cuestiones básicas tengan los necesarios nutrientes para no quedarse sin combustible en los momentos más complejos.
Nos hemos de dar calidad y calor en las travesías y en los procesos con los que crecemos constantemente. Nos hemos de apurar en lo que nos merece la pena como sociedad.
No tengamos miedo de vivir. Hagamos que las funcionalidades nos lleven a ese punto de retorno en grado de conquistas llamadas a la cooperación para el éxito societario. Dispongamos amor, que no falte, y ya veremos como florece por doquier.
Juan T.F.
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