Nos damos ese carácter que es.
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Nos aceptamos con noches que son lunas.
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Hemos dado con la voluntad.
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Es cuando es.
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Nos hemos pensado con versiones de dificultad que añoran lo que sentimos cuando éramos principiantes en el amor.
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Hemos subsanado la vida con más vida.
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Nos hemos serenado. Las cuestiones están donde deben.
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Pensemos, siempre pensemos.
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Nos ahorramos expresiones, pero las manifestamos.
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No podemos ahorrarnos sensaciones, sobre todo porque las llevamos dentro.
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Estemos atentos a nuestras maneras de saber.
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Nos hemos conducido con paciencia, con suma paciencia.
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Nos hemos recorrido con alimentos variados. El amor verdadero es siempre sano.
J.T.
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