miércoles, 7 de agosto de 2013

El riesgo de la vida

Nos reclamamos
en la amistad, en los deseos
ardientes, vinculados
a las razones más subjetivas.

Nos solicitamos
una y otra vez, en la nada,
por el todo, por nosotros mismos,
y nos desgastamos
en el afán máximo de entregarnos
para no perder la partida del amor,
que se ha de jugar plenamente,
sabiendo que todo se puede expandir
o quedar en el vacío.

La vida supone riesgo,
fundamentalmente en lo que merece la pena.

Juan T.

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