Vivamos
las azuladas añoranzas
con unos anhelos
que sabemos que conformarán
el arco iris de la existencia,
ése que nos dará de todo un poco,
puede que un poco más,
y, desde luego, la sencillez
de las etapas buenas
en las que seremos muy humanos
en momentos álgidos.
Vivamos
con las muestras lilas
que nos irán espabilando
con unos fines de versiones
ideales, clarividentes,
extendidas hacia ese inicio
que siempre será felicidad,
pues en él, como sabemos,
hay verdadero amor.
Es un nuevo comienzo.
Juan T.
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