viernes, 2 de marzo de 2012

El reloj de la vida

Los remedios están cerca, más de lo que pensamos, sobre todo en las pequeñas cosas, que, a menudo, superan en envergadura a su cautivadora dimensión.

Cultivemos las ocasiones con una buena voluntad procurando abundar en las solventes soluciones a curiosidades existenciales.

Demos abrazos a la vida, que, sin duda, tiene muchos recovecos a los que agarrarnos. La paz viene de la justicia, de las emociones compartidas y equilibradas, de las causas que han de seguir la estela de la suficiencia.

Aprovechemos los aciertos, así como los equívocos, para configurarnos como personas. Nos hemos de adiestrar en los huecos nada fortuitos de las voluntades y del trabajo serio.

No permitamos que las horas bajas nos ganen. Superemos las situaciones de duelo, y procuremos que la alegría nos haga aletear con fuerza y puro entusiasmo, que lo hemos de tener en consideración en todos los órdenes. La vida es un reloj, pero la hora y el ritmo los ponemos nosotros.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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