Consumamos la amistad. Es para eso. Y en el consumo nos expandimos.
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Nos refrendamos cada día con actos maravillosos.
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Nos formalizamos en la genialidad de los buenos actos.
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Nos preferimos con unas fortunas clarificadoras.
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Nos hemos de soltar para dar con las voluntades que son.
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Nos perdemos para dar con los buenos refrescos.
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Nos hemos dado esas palabras que confortan.
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Animemos al vacío.
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No hemos dado con las frecuencias adecuadas, pero será cuestión de tiempo.
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Nos prestamos cariño, y lo abonamos, y así continuamos hasta el infinito.
J.T.
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