Somos ese Sol
y esa Luna que meditan
sobre el destino,
que comparten
en perfecto maridaje.
Llueve abajo,
pero no les importa.
Y murmuran,
e importa menos.
El mundo se cae,
pero los astros siguen
percatándose que el universo
es infinito,
tanto como nuestro amor.
Juan T.
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