El destino ha sido todo.
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Sustraemos y sumamos, y deben salir las cuentas. El amor no admite engaños.
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Nos hemos enturbiado con la mirada.
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Nos regocijamos en cuanto somos.
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No podremos decirlo todo. No deberemos.
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Las brumas son. Las cautelas también.
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Sentamos varias bases.
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Llegamos a comprender lo que nos envuelve con sábanas blancas.
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Aboguemos por los mejores tesoros. Tienen que ver con el amor.
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Nos ponemos a razonar con lo más querido.
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Sepamos que podemos ir, y vayamos.
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Nos hemos de enamorar ya, como ayer, como en el pasado, con en ese futuro más prometedor.
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Nos hemos preferido en otro barco.
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Nos sabemos con honra.
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Resolvemos algunos momentos de desconcierto.
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Nos abruma el amor, pero, sin duda, es el antídoto perfecto.
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Nos enamoramos poco a poco, y dura toda la vida. Es una suerte.
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Custodiamos la libertad, aunque parezca una contradicción.
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Nos importamos mucho. Sabemos lo que significamos en los momentos estelares.
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Repetimos el claro deseo.
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Nos salvamos con las tablas del amor.
J.T.
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