Confiemos en los procesos comunicativos como base para arribar a los puertos más sencillos y menos complejos. Vayamos y volvamos con una experiencia de prestaciones singulares. Hagamos que el todo sea esa premisa que nos distinga en la búsqueda de lo mejor de cada cual, de los valores de conjunto como fórmula de salvación y de incremento de la calidad que nos rodea.
Valoremos los argumentos con unas negociaciones que nos alterarán los ánimos en instantes de puro poder. Nos comprometemos ante los aires de una libertad que nace con una singularidad que nos envuelve con unas cautelas que nos conmueven. Tratemos de unir hasta la saciedad, hasta que no podamos más, con el propósito de alimentar la vida con más destellos existenciales.
Nos hemos de poner a negociar con unas bromas que nos cautivarán en una era de preferencias y de levedades que nos harán consumir las experiencias más nutrientes. Iré porque sí con improntas de unas costumbres que harán caso a la simulación más entristecida. Ya veremos lo que nos ocurre en una entrada turbulenta que nos dictará los resúmenes con apetencias de nortes perdidos.
Las voluntades nos han de permitir recoger las frutas y las cosechas más descollantes en la idea de dar con las salidas a los tonos que perseguimos. Nos hemos de tomar el tiempo suficiente para dar con la victoria que nos hará concluir lo que antes fue prestación de seguridades independientes. No podremos quejarnos en la salida, no antes de que sea la hora adecuada.
La coyuntura que nos agarra nos debe dar los besos más hermosos, ésos que nos permitirán ayunar antes de que la edad de la madurez nos despida de la dimensión que nos consoló durante una etapa de ventajas manifiestas. Tomemos en consideración lo que queremos, y pongamos por caso el aliento de la caricia de un fresco que nos debe sanar en repetidas primaveras.
Los honores del aprendizaje consisten en satisfacciones no tangibles con las que nos hemos de mover hacia esa llanura donde despediremos los momentos más estimulantes con unas creencias sinceras. Seamos todo lo simpáticos que podamos, hagamos caso al corazón, a nuestro olfato, a nuestra intuición, y prosigamos un camino sólido y solidario hacia el terreno más hermoso. Lo es, y lo será.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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