El fuego que embriaga

Separemos las sensaciones de los deseos que no comprobamos en una era de palabras que no pronunciamos.

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Hemos de liderar los procesos de cambios con unas mejorías que nos deben permitir adivinar las caricias que no damos.

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Nos gozamos entre sueños que nos asimilan a los procesos que no terminamos de comprender.

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Vivamos la cultura de otro esfuerzo, con otras agudezas que nos han de permitir adivinar las conclusiones.

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Nos tenemos como si fuéramos, y somos en esa noche que nos acalla con razones que no veremos en otro umbral.

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Nos queremos con una cautela que nos encierra con pronósticos que reservan casi el todo. No es más.

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Nos hablamos de parentelas que nos alcanzan con sus divinas palabras. No sé por qué es. La vida es lo que nos toca, y no lo que no tenemos.

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Hemos preferido cambios inesperados a no estar vivos. Parece lógico. Nos arrimamos a ese fuego que embriaga.

Juan TOMÁS FRUTOS.