Nos alimentamos de los momentos que nos hacen seguir con toda la voluntad de crecer.
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No eliminemos los gozos que nos hacen aletear con sombras. Sigamos bien.
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Las destrezas nos alimentan con sus toques de pura amistad. Nos hemos aleccionado con resortes milagrosos.
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Nos hemos de postular como amigos que somos de un mundo de soñadores.
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Estamos ahí para lo que sea menester. Nos hemos alimentado de otros egos.
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No gozaremos en esos instantes de purezas sorprendentes.
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Las conclusiones nos llevan donde el mundo tiene sus razones. Ya veremos lo que nos queda.
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No sigamos por turbias rarezas que nos aclaran qué hacer cuando no lo sabemos.
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Nos insistimos con destrezas que nos alimentan en el mismo erial que nos consume. No podremos decirlo todo.
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Las alturas nos miran con sus vertientes mágicas. No seamos insensatos.
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Negociamos experiencias que hoy nos distancian con sus varitas mágicas. Somos en las ensoñaciones.
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No veamos todo, no lo pensemos todo, no lo vislumbremos todo. Las vertientes nos hacen vivir en paz.
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No somos en las causas que nos hacen eternas. Nos pensamos con todas las voluntades.
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Hemos abierto consecuencias que nos adiestran de modo singular.
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Las premisas nos permiten ser en las consecuencias más lindas.
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Ya veremos dónde es. Neutralizamos muchas dudas. Las cosas nos son.
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Hemos advertido pensamientos de plenitud con unas premisas que nos hacen estelares.
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Ya veremos hacia dónde podemos ir. Las prestaciones de un amor son la felicidad, y no han de ser más.
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Las conclusiones nos hacen alegar expresiones de puro deseo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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