lunes, 5 de diciembre de 2011

Define el contexto

Reforcemos los conocimientos con experiencias, con superaciones de los obstáculos, con amistades profundas, con rumores contrastados o dejados atrás.

No formulemos vacilaciones reiterativas. Seamos en la búsqueda que nos porta a despejar dudas, que sirven para consolidar los procesos que no siempre se entienden en el tránsito hacia la voluntad que podemos hacer eterna.

Los consejos han de estar donde deben, en su justa consideración. No es lo mismo predicar que dar trigo. Nos hemos de descalzar cada día para saber lo que pasa en el tajo de la costumbre, en aquello que nos regala espacios entendibles e ignotos. No permanezcamos donde no hay sabiduría. Hemos de propiciar arreglos con un cierto decoro, y, por supuesto, no hemos de tener miedo a equivocarnos.

Arreglemos lo roto hasta donde podamos y conservemos lo que sea digno de un buen propósito. No mantengamos historias que no se sostienen. Es una pérdida de tiempo y de crédito. Los amigos verdaderos hay que defenderlos y comprenderlos, y ayudarlos también cuando las cosas no marchen como esperamos.

Las doctrinas están bien para los libros. El día a día nos trae diferencias que a menudo nada tienen que ver con las enseñanzas de laboratorio de quienes las conocen de oídas o por momentos que fueron otros, porque los momentos, recordemos, los marcan las circunstancias, y no tanto las personas. Es el contexto el que define, también a nosotros.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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