domingo, 11 de diciembre de 2011

Los dones más valiosos a través de la comunicación

Estimemos las opciones con todas las fórmulas de incrementos y de mejorías que seamos capaces de descifrar y de disponer. Acometamos el milagro de cada día con ímpetus y reflejos suficientes.

No agotemos los recursos que nos pueden hacer figurar en los buenos lados, con hábitos y costumbres de permisividades reales. Hagamos caso al corazón. Hemos de ganar en cada apuesta.

No hagamos que las probabilidades queden en la nada, y pongamos el caso mayor en la tesitura más hermosa, que lo es por mil motivos. Nos hagamos feos a la vida, que tiene sus maravillas y genialidades con sus estropicios más inesperados.

Todo lo que nos viene es fruto de un sentido que nos ha de disponer con gallardía ante los espejos que nos deslumbran de manera recurrente. Lo inusitado ha de afrontarse con calor y fortaleza, procurando que nada de valor se nos quede en un tintero perdido por falta de uso.

Los usos se han de traducir en resultados que hemos de fomentar desde las cautelas más sinceras. No todo es ganar en el universo que nos hace reparar en fracasos y en análisis que han de consolidarse como valores máximos para compartir con la sociedad, que, siempre que sea posible, ha de recibir de nosotros la mejor cara, los dones más valiosos, fundamentalmente en lo que concierne a la comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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