lunes, 30 de junio de 2008

Dedicatoria

Amiga Inma: Te miro de soslayo y veo en tus ojos a una “gran mujer”. Créeme si te digo que me gusta tu timidez, tu mente despierta, tu sonrisa, tus formas de entender en el plano cercano, tu espíritu de colaboración, tu bondad natural. ¡Tu mirada connota tantas cosas! Estoy convencido de que tus seres queridos tienen un enorme valor añadido en sus vidas gracias a ti. No me preguntes por qué me he fijado en tu silencio. El devenir nos manda estímulos sin que siempre los veamos como tales. El caso es que nos hemos cruzado, y eso, entiendo, es una dicha superior. Algún día recordarás este momento, y quiero que sepas que fue tan importante para mí como para ti. Sin darnos cuenta estamos en el mismo círculo, en un “entente” natural. Los acercamientos, sean de la índole que sean, tienen un algo químico, y, por lo tanto, no definible en sus matices. Hoy soy yo quien piensa en ti, quien repara en tu hermosura y quien se siente una persona especial por esa suerte indeleble que nos brinda la Naturaleza cuando nos hace encontrar un momento y un espacio. Te saludo, Juan TOMÁS.

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