lunes, 30 de junio de 2008
UNA CARTA A UNA PERSONA ESTIMADA
Querida: Ayer estuve toda la tarde pegado al teléfono. La noche había entrado bien, y tú todavía estabas en la calle. He hablado con tu esposo y sé que estuvisteis de fiesta. Un día después de todo y de nada, te mando un cariñoso "felicidades". Tengo reservada en la nevera una botellita de cava, para que, cuando vuelvas, lo celebremos. No sabes lo que te echo de menos. Ya me estoy acostumbrando a la soledad. Aunque últimamente nos veíamos poco, sabía que estabas ahí. He leído muchas veces tu última carta. Es muy descriptiva..., divertida, profunda, cariñosa. Deberías explotar esa faceta tuya. ¡Qué maestría a la hora de escribir! Cuando la recibí, me sentí feliz. En los últimos años solo recibo cartas del banco, como casi todo el mundo. Hubo momentos en que me recordaste a la protagonista de la "Pasión Turca". A veces pienso si no debí regresar a la ciudad de donde nunca tuve que salir. No sé. Esto es durísimo, monótono, gris... Tengo la sensación de que estoy desaprovechando mi vida, pero, en el fondo, me gusta mi tierra. Lo que tengo que hacer es viajar más. Entiendo que siempre merecerá la pena el paso que has dado. Estás sumando días a tu existencia. A la vez, me encuentro bien, feliz, tranquilo, en mi casa, que cada vez me gusta más. Como tú, busco rincones "de poder". Estoy volviendo a salir. He recuperado algunas aficiones, y me entretengo mejor. Estoy en paz, o así lo percibo. Quizá me esté engañando. Todo es tan contradictorio. Mis padres y mis hermanos están estupendos. Hablé con mi ex novia. Le telefoneé a casa, y allí estaba con el otro. Le mandé muchos besos dolorosos y le pedí que me llamara de vez en cuando. Espero que no lo haga. Creo que lo entendió. Todo es tan confuso y distante. Algunas cosas parece que no hubiesen ocurrido. Manuela también estuvo en Murcia, pero prefiero no hablar de ello. Bueno, espero verte muy pronto. Cuídate. Diviértete. No sufras "pesambres". Atiende solo lo esencial, o sea, a ti. He aprendido rápido a reconducir mi vida y me estoy convirtiendo en un malísimo egoísta. Al menos, es lo que pretendo. A quien tú reconoces le envío un beso y toda mi energía para que encuentre un trabajo adecuado a sus múltiples posibilidades. Recibe todo mi cariño, y hasta siempre. Sigo siendo Juan.
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