lunes, 30 de junio de 2008
La captura
Somos “gacelas” corriendo al viento, como buscando una excusa para amarnos sin condicionamientos previos. Alargamos las venturas con paciencias que nos alaban con vertientes maravillosas. Somos de manera particular en la especie humana. Nos elevamos a la atracción máxima, con la potencia mayor del reino que nos ha regalado el dios de todos. La vida cotidiana forma parte omnipresente de nosotros, y nosotros de ella. Alimentamos y abogamos por una bondad que pastorea sin molestar. Sufrimos los efectos de una presencia sin inviernos. Nos cubrimos de ramas que nos alimentan con calificativos estupendos. Volamos como águilas en busca de una mar “océana” que nos regrese a los límites de un bosque. Nos turnamos para ser, para empollar una amistad que crece y crece. Gestamos unas vicisitudes que nos entregan a objetivos concretos. Nos tocamos y nos levantamos en brazos. La mejor manera de confiar el uno en el otro es probar suerte y acelerar el paso. Logramos llevar a cabo los rituales más vitales. Mantenemos las buenas maneras, sin olvidar las actitudes con oportunidades que nos toman el relevo. Asestamos golpes a los enemigos que no entrarán en nuestro redil, en nuestro hogar. Aprobamos la cerca que hemos colocado para proteger la parte viva, la sabia, las sales minerales que nos nutren. Las heridas han curado enseguida. Estamos en lo alto y con un desarrollo vertical. Perdemos parte de nuestro egoísmo para tirar hacia delante sin troncos huecos. Resultamos ser para ambos unos magníficos abrevaderos. Eres de vital importancia para mí. No perecerá esto que está naciendo. La tarde sigue a la mañana, y vendrá la noche, y la madrugada. No perderemos la paciencia. Reiteraré lo que sea menester para proteger una pasión que no aprovechará los descuidos. Iré, iremos, de frente. Mostraremos los rastros, los premios recién nacidos, los tratos que nos dejarán en libertad. Decimos, como diremos, no a las trifulcas que otros intentan que medren. Se suceden los chillidos, los buenos gestos. Llamamos la atención desde nuestros nidos, que convertimos en uno solo. ¡Bendita captura!
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