lunes, 30 de junio de 2008
Fuente de armonía
Descubro en ti una combinación de “sabores”, de posiciones, de colinas suaves, de encantos, de huecos estrechos, de monumentos deseosos de apreciar la historia, la tradición y la cultura. Aprecio toda la belleza que llevas dentro. Eres una realidad fundida de millones de partes. Paseo por tus rosadas mejillas y toco tus párpados. Huelo tu piel y me nutro de tus labios, que se enganchan a los míos. Me impresionas con ese museo en el que te has convertido. Me alío a tus puntos estratégicos. Te propongo una manera distinta de viajar, de salpicarnos de contrastes y de lindas sensaciones. Estoy entusiasmado con tu conversación, con el hecho de que me dediques unas palabras. Me engarzo a tu aliento, que hago mío. Descubro tus campos de tulipanes y mezclo las historias, que son nuestras, que no pueden ser de otro modo. Agudizo el ingenio. Albergo muchas sorpresas y me arriesgo entre arraigadas apreciaciones de puro disfrute. Te capto y soy entre frutos del esfuerzo y de la tenacidad. Sabes ganar la partida, y yo estoy por ti, porque así sea. Lo mereces. Te has convertido en única, en mi patria, en un retrato inmortal. Me dejo llevar por tu música, que establece una arquitectura particular. Te definen muchas palabras, mas dos de ellas bien podrían ser tradición y modernidad. Tienes elegancia y me inspiro desde tu leyenda. Me subyuga tu esencia. Degusto una inspiración que deja huellas. Llevo tus placeres hasta el riesgo de la pericia humana. Nos quedamos a vista de pájaro. Tienes muchos atractivos. Ofrecemos fascinación y excelencia, y convivimos amigablemente. Tu bosque es fantástico, y me encanta perderme en él. Eres clara, verde, un esplendor exuberante que engalana el paisaje que compartimos. Tienes plena disponibilidad de mí desde el señorío que presides. Te encuentro recomendada, y me encomiendo a ti. A tu vera juntas condiciones indescriptibles que dejan unas huellas imborrables. Nos hemos forjado el uno para el otro y nos hemos incrustado en una pasión derrochadora de renacimientos. Eres una porcelana, una pura joya artística, es decir, eres el mejor regalo que el Dios de los Cielos me puede dar. Estoy a tu disposición. Eres tierra, fuego, aire y agua. Te veo como una fuente de armonía, como un abundante volcán, como un burbujeante géiser. Eres “todo”.
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