lunes, 30 de junio de 2008
Llena de sugerencias
Me gustaría hablarte de lo que pienso, de lo que medito en torno a ti, pero soy tímido, poco valiente. Lo reconozco. Deseo invitarte a mi “fiesta”, e incluso quiero inventar la fiesta para ti. No temo seguirte, pero tengo miedo de que todo se pierda en un instante y acabe tirado en una orilla que nadie visita. Me encantaría describir lo que siento. Veo cada atardecer en tus ojos, que son grandes bosques de belleza excepcional. El terreno que pisamos es llano, y en medio está ese campamento que me inclino a poblar. Tengo que atender todo. Estoy preparado para pedirte que vuelvas, que te extremes en darme provisiones. Te amo. La distancia en años me aturde. No estamos en la misma onda, y se nota hasta en el vestir. Te miro por doquier. Eres dueña de tu destino, y yo apenas me advierto como un torpe ya entrado en una edad que no admite ubicación donde queremos. Las maravillas de la belleza beben de tu punto de reflexión. Llevo meses observándote, pero ahora estoy cerca. Es magnífico, y aterrador, y maravilloso. Golpeo mis manos para sentirme vivo. No sobra nada. Los momentos son inenarrables. Te echo de menos cuando me voy por la noche, cuando no estoy en el círculo que nos une. Pienso en ti, y me gusta creer que me necesitas. Es fantástico. Cada día permites que me acerque un poco más. Mi lento viaje hacia ti me hace sentirme un privilegiado. Te recuerdo como algo perdido, y que ahora ha hecho acto de presencia en forma de una musa que aparece sin más, de repente, formando parte de un camino que me encuentra durante más y más tiempo. Vestimos de colores acordes. Me impongo otearte, porque me aportas el oxígeno que preciso. Enciendes la luz que ilumina mis sueños en esa noche que me hace cabalgar sobre olas en la orilla de un mar que me trae el sonido de tu nombre “preciosista”. Ingiero el bálsamo que todo lo cura. Aspiro tu sombra, tus sensaciones, tus ademanes, tus profundos conocimientos. Eres un poema, una afinidad, una armonía... Eres segura: ya no deseo volver a la confusión de antaño. Estás conformada por sugerencias libres. Somos más.
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