jueves, 26 de junio de 2008

Con permiso

No quiero “aplausos”, no quiero palmaditas en la espalda, no quiero conformismos con destinos importantes. El reparto es como es, consentido, con sentimiento, con aspectos loables y otros menos despiertos. La vida trae lo que puede, y nos distraemos como podemos igualmente. Empezamos y terminamos; y terminamos y vuelta a empezar. Seguimos durmiendo hasta sin querer. Nos levantamos, y nos callamos tras la marea de los malos sueños. Espero el momento final, y no sé qué decir. Bueno, sí, algo soy capaz de repetir una y mil veces: te amo, y lo cierto es que no comprendo si se trata de algo espiritual o terrenal. No defino los conceptos: éstos van y vienen sin un trazo determinado, a Dios gracias. La suerte nos ha de acompañar en cualquier momento, y más cuando se trata de un cariño desvinculado o titubeante. Los gastos y las indemnizaciones surgen con pesar, y no quiero que el brillo del intelecto nos diga por dónde debemos caminar, y mucho menos cómo. La zozobra ante las perspectivas nos procura avispas y aguijones, y debemos hacer frente a arrugas que nos rompen con el paso de los años. El regusto por los hijos que no vienen y que, sin embargo, están siempre ahí, medio presentes, dispuestos a tocarnos y a besarnos, nos hará cumplir con los pronósticos y las previsiones. Trabajamos con cuentas que no salen, con ayunos que no dan, con entusiasmos académicos que nos hacen pensar más y más. Se nota que nos han socializado, homogeneizado, acuñado a fuego en una moralidad con campeones que se ocultan. Vislumbramos un futuro con elementos edificantes. Luego no es así, y nos rodeamos de sospechas que no vamos a tener en cuenta. Ya no será. Nos hemos liado con muchos papeles y nos hemos perdido en los detalles que nos otorgan confianzas y desdichas casi al mismo tiempo. No es posible. Fingimos, o casi. No quiero premios, ni recuerdos, ni apoyos físicos o morales: mi búsqueda es otra, sin meterme con nadie, sin sentirme el primero de ninguna casa, ni siquiera de la mía. ¡Ojalá la vida fuera tan sencilla como eso de dejar hacer, dejar pasar! En fin...

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