Eres responsable

Has pisado fuerte, has aplastado sin contemplaciones a cuantos se han puesto en tu camino. Ahora estás en una postura de debilidad, y vienen de camino los "enemigos" con la factura, con los atrasos, y con los intereses. No son mejores que tú: seguramente están a la altura de tu propia negatividad. Sembraste vientos y ahora recoges tempestades. Se puede decir, igualmente, que “donde las dan las toman”. Más de lo mismo. El tiempo se presenta malo. Has precipitado la coyuntura que tienes. Es tarde para mudar la piel y para abundar en aspectos internos más maduros. Te has reducido sobremanera, y no has superado el golpe de tu propio cuerpo, que te ha traicionado. Pensabas que poseías todo, y, en cambio, ves que nadie te apoya cuando las cosas no van con cordura. Las opiniones suman cuando uno está en la cresta de la ola. Es lo que te ha pasado a ti, que, por desgracia, ya no estás en la portada de la vida. Admites que te has torcido, pero ya no puedes hacer nada ante este colapso. La alarma te ha llegado con un exceso de demora. Vives muchos escalofríos. Crees fallecer de pena. No es así. Vislumbras que el fallo ha sido tan tremendo que te destrozas aún más. Trabajas por pura inercia. Te mueves como un muerto andante, sin temor, sin pensamientos, sin ideas que puedan aludir a una humanidad que se halla dormida. Has perdido las referencias y ya no te vale ninguna vacuna frente a esta miserable actitud tuya, que se extiende como un maldito virus. Sabes que no convienen las protestas, porque nadie las va a entender. Esperas que pase el "chaparrón" y que todo mejore. Estás cansada. Tu actitud ha sido clamorosamente pésima. Tú misma te condenaste. Reconoces que te fuiste por unos derroteros egoístas, pasando de todo y de todos, y, en ese ambiente utilitarista, tú propiamente, cuando el viento no sopla a favor, has sido la última víctima. Te has encaramado por una valla sin fuste y sin base, y te has caído a un vacío en el que nadie te buscará. El mensaje que te queda ya no te defiende. Tu futuro es letal. Eres responsable de la división en la que te encuentras y de lo poco que tienes. Estás sin objetivos, sin amistades, sin defensas, sola y sin caricias. No hay posibilidad de anexiones. Te da pena mirarte al espejo, y lo peor es que lo mereces. Espero que cambie tu “rumbo”.