martes, 24 de junio de 2008

Mi amiga

Acabo de hacerme más amigo de un ser anónimo que ahora, serenamente, conozco un poco mejor. Tras una conversación llena de servicio y de un sencillo y humilde orgullo, me ha contado con palabras y con gestos como es, como se observa, como piensa, y, sinceramente, queridos compañeros de viaje, me ha "tocado" y me ha "enganchado". Les cuento por qué me ha llegado tan cerca. Me refiere mi amiga, a la que podemos llamar "Estrella" (entre otras cosas, por su grandeza y luminosidad), que, aunque parece compacta, tiene un interior tierno. Me añade su eterna motivación para mostrar su cara más amable. A ella le gustaría que quien la ve tuviera un momento de sosiego y de simpatía. Es muy “permisible” y “permisiva”. No hay que pedirle mucho. Pasa por la vida, me insiste, sin aspiraciones sociales, sin afán de protagonismo, como procurando no herir a nadie. A veces puedo constatar que parece ácida, pero imagino que es un mecanismo de autodefensa frente a las puñaladas que da la vida. Nuestra "Estrella" presume de conocerse a sí misma. Como nos ocurre a todos, le cuesta mucho trabajo conocer a los demás. Pese a todo se presenta fiel, entregada, y por ello se ha llevado muchos “chascos”, y los que le quedan. Como persona inteligente que es, como persona sensible ante las circunstancias que le circundan, está rodeada de contradicciones propias y ajenas. La conciencia la tiene tranquila, y eso me gusta. Aprende todos los días, y no es nada torpe. Se implica a fondo. Me resalta que oculta una determinada cara, como su compañera la Luna, pero a mí no me engaña. Ella lo sabe. Es curiosa. Pone mucha voluntad en las cosas. Desprende mucha luz. Conoce, aunque lo niega, muchas verdades profundas, si bien creo que las introduce en un cajón para no descubrirlas a los demás, para no revelarse a sí misma. Está desubicada, incómoda. Pretende ser capaz de ir sola por la vida, pero eso tiene un "peaje", que, como yo también vivo en mis carnes, se paga sin descuentos o ahorros. No espera nada de nadie. Se exige mucho: está en una pura competencia consigo misma. Odia sus fallos. Su batalla está dentro y no fuera. Se ve imperfecta, y eso es parte sustancial de su encanto. Renuncia a cosas que seguramente podría obtener. En determinados campos se auto-despista, y no es ambiciosa. Me entristezco cuando oigo de su boca y de su garganta que está apegada al suelo y que nunca volará alta por el firmamento. Sé cuáles son sus potencialidades, pero no voy a ser yo quien se las descubra. Ella es muy lista, y encontrará el momento para reconocerse a sí misma. Mi recomendación es que viaje, que salga de ese caparazón y que se suelte de unas ataduras que rebajan los niveles de felicidad a los que tiene derecho. A "Estrella" le gusta servir a los que le rodean: a su familia, a sus compañeros, a sus amigos. Como conocido que soy, como persona que le aprecia, le sugiero que se quiera un poco más, que despliegue sus alas y que emprenda un nuevo rumbo que producirá unos interesantes resultados. Se dará más a sí misma, y, como tendrá más que repartir, podrá otorgar más detalles, más comodidad, más planes, más alimento, más brillo incluso, y más de todo a los que somos objeto de sus atenciones, que por eso y por su hermosura de corazón estamos orgullosos de subrayar que somos sus amigos. Un beso, Estrella. Espero que sigas ahí.

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