martes, 17 de junio de 2008
Te tengo a ti
La semana ha sido dura, pero te tengo a ti, corazón, amigo, amiga, deseo, presencia, sueño, oportunidad, situación, esperanza, versión, suposición, consentimiento, fuerza, vitalidad, consumación, tentativa, multiplicación, postura, apoyo, subvención, tesoro, humildad, cariño, posición, paseo, Sol, Luna, brisa, conquista, pasión, comienzo, susurro, comprensión, divertimento, felicidad, fe, consentimiento, chocolate, agua, cama, rosa, placer, azúcar, presentimiento, beso, mirada, Dios… Todo es mejorable, todo lo es: así, por definición, porque debe serlo, porque somos acreedores de otra cosa, o de la misma. Supongo que necesitamos desenfreno, y también equilibrio. Hay dicha y calma para todos, si queremos tenerlas, claro. Nos merecemos un respiro, un poco de aire puro, y para llegar hasta él lo primero es desearlo de verdad, sin rodeos, sin torturas insípidas e innecesarias. La amistad pasa por una tregua y una conquista personal con nosotros mismos. Si no nos queremos, no podemos amar a los demás. Decir lo contrario es una falacia o, lo que es peor, el síntoma de una enfermedad. De momento entendemos que no nos hallamos en esa tesitura. Estamos en el instante ganado del auto-consentimiento. Estamos en paz, cual guerrero tras una pugna. Nos entregamos, por seguir el mismo símil, como la doncella al caballero, prestos a una realidad o ficción, que es igual, de alegría. El tiempo transcurre tan velozmente que no siempre atendemos a las propias necesidades. Hemos de hacerlo. El sacrificio es oportuno cuando no hay más remedio: hay que procurar ayudar y ayudarnos desde la coherencia y el respeto hacia los demás y hacia nosotros mismos. El dolor por el dolor no es bueno. La Providencia no quiere eso. Debemos decantarnos por lo que nos gusta, sin el libre albedrío, desde la libertad que atiende los derechos de los otros. Pensar otra cosa no nos afirma más en nuestra Humanidad. Por tanto, miremos el porvenir con ganas, con mucho ímpetu, y deseemos concordia para nuestro entorno y para todos. La paz es el resultado de la justicia, decían los viejos demócratas griegos, y ésta es una máxima que no ha perdido vigor ni vigencia. Sólo añado que lo primero es estar en paz con uno mismo. En ello estoy hoy cuando miro los últimos siete días y me digo que he tenido la gran suerte de compartirlos con gentes maravillosas, que me han apoyado y que me siguen enseñando a ayudar. Ése es el gran juego, la partida que ya inicio en este reposo que enumera tantos bienes, los señalados al principio de este escrito. Es verdad: te tengo a ti.
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