viernes, 20 de junio de 2008
Una apuesta
No hay soluciones generadas e interesadas cuando se trata de amar a la persona que consideramos “superior” e ideal. Miramos y vemos ese fin que justifica todos los medios desde la más absoluta y esencial responsabilidad. Unificamos sin ligerezas todas las iniciativas que merecen la pena y nos exigimos una entereza con medios y recursos. “Amamos, y basta”, nos repetimos, y vamos con alegría a través de este sentimiento, a pesar de los equívocos, de los encargos no cumplidos, de las carencias o “in-calificaciones” que surgen y resurgen. Cuando uno quiere luchar debe hacerlo sin vacilaciones, lanzándose sin red, si es necesario, para alcanzar el objetivo deseado. Pensamos, desde esta panorámica, que debemos poner toda la carne en el asador, y lo hacemos. Con este planteamiento de unos y de otros, de muchos, de mí mismo, yo subrayo, aunque sea en sueños, lo que ahora trascribo: Sigo apostando por ti, aunque me lo pongas difícil. Digo que eres tú, a pesar de tus negativas que diseñan una calidad de vida imposible. Me decido por tu luz y me huyes con categorías dominantes: no te entiendo. Nos abastecemos y evitamos el hambre, pero no comprendemos el ejemplo no escrito ni contratado. Todo se renueva con esta relación que nos envuelve con papeles conjuntados. Nos damos inseguridad, unos guiños auténticos, y aligeramos esas cargas que nos aparecen cada día. Estamos en el mismo barco y soy capaz de anunciar que estamos tocados por un círculo de abundancia amatoria. El entendimiento corre de nuestra parte, que debemos proyectar bien. Continuo en y con mi tiempo que hago tuyo. El éxito de todo cuanto realizamos se fundamenta en el juicio y en el acuerdo que nada debe esconder. Tenemos muchos puntos a favor. Cuando queremos nos coordinamos óptimamente. Me subes la moral, haciendo que eluda cualquier polémica o derrota. Te estudio para ser más tú. Mi apuesta me recupera: te expreso lo que soy en tus cercanías, en tu terreno, en tu cuerpo, que no es otra cosa que “un serial de felicidad”. Te cuento que estoy por la gran fusión, por ese título con dos protagonistas, que somos y seremos tú y yo. Me extiendo por tus poros y toco tus superaciones que están en el único punto de vista buscado. Opino de ti, y apuesto, y me identifico con tus actividades y peticiones, que hago personales, que me impongo como propias. Te aseguro que refuerzo mis operaciones para disfrutar de tus huellas. No dudo de quién eres y de que quiero estar contigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario