Alegres

Me demuestras tu amor, tu devoción, esa admiración que dirige una propuesta ideal. Haces hincapié en un roce, en un cariño que resume objetivos conquistados. Respetamos todos los requisitos, y nos aconsejamos sin debate. No hay discusión. Demarcamos unas competencias que se juntan para andar coordinadamente. Los intereses son justos. Ejercemos una empatía que manifiesta solidez y claridad. Nos declaramos, nos informamos, y nos damos instrucciones que nos otorgan legitimidad. Estamos convocados para vivir sin conjeturas. Tenemos muchas oportunidades. Nos aportamos una realidad gozosa. Aludimos a exámenes detallados que nos eliminan las contradicciones. Hemos decidido superar las diferencias y caminar por el mismo trazado. Hemos consentido, nos hemos comprometido, y nos hemos construido una “vivienda” que nos proporciona todo. Sumamos. La lógica está de nuestra parte. Nos echamos nosotros mismos de aquellos lugares que nos contaminan. Queremos ser felices sin condiciones, a toda costa, sin problemas buscados, con agilidad, sin esperas, con conciencia, plasmando mil objetivos, dando derechos, cubriendo necesidades, obteniendo coherencia, sin enmendarnos la plana a la menor ocasión, acercándonos en vez de alejándonos, reduciendo las carencias, fundamentando nuestro contexto y regalándonos sensaciones de placer. Estamos preparados para ello, y vamos a impedir nuevas agonías. Comprendo que ya estamos listos, y que hemos aprendido de las experiencias atrasadas. Te has volcado absolutamente en mí. Te has presentado como militante incondicional. Nos hemos aconsejado bien después de un análisis y de muchas conversaciones, y, desde la autonomía, somos una unidad de acción con consultas, con opciones, con efectividad, con solidaridad, con partidas y trámites, con recuerdos, con peticiones, con controles, sin plagas, con posturas expansivas. Hemos tocado una cota, y estamos bien, alegres y con aplicaciones. Ya tenemos un manual de instrucciones que comprendemos, que queremos comprender.