martes, 17 de junio de 2008

Elucubración

Reglas. Miradas. No vemos. Las activas son pasivas. Las consecuencias son malos tonos. No trabajamos a gusto. Los ordenadores nos funden. Nos cansamos. Las tremendas ganas de triunfar nos hacen llevarnos por delante a cualquier persona que se nos ponga en el paso obligado. No damos con la salida. La vida es, decimos, y no es tanto, no tanto para amargarnos. Las travesuras de niño nos consideran inútiles, y nos atan a la pata de la cama para transigir y comprender las ruedas y las muelas de un molino de viento con espumas en el aire. Pagamos un “plus” por las interferencias, por lo que pasará, por unas imágenes que no veremos, y nos quedamos aturdidos y medio confusos a la espera de un trance mejor y más distante. No estamos listos, aunque lo pensamos. Los fines de las visiones contemplativas nos elevan a la categoría de chispa en sus variadas acepciones. Las estancias sombrías nos colman de malestar. Fijamos un día y aseveramos un tránsito que es torpeza y tontería. Nos sentamos a comentar lo que nadie ve. Las previsiones recuerdan lo contemporáneo. No estamos bien. Ponemos el alma en el trabajo, que se ve estimulado por varios empeños que tardan en fraguar. Regateamos para perder a la postre. “No estamos preparados”, nos repetimos una vez más. El polvo llena los recuerdos, que se ven entre aventuras y ficciones actuales. La experiencia se asemeja a la frustración. Cotizamos al alza para ver más fantasmas. Las posibilidades se observan con incomunicación y miramos por el rabillo del único ojo que sabe, si es que sabe de verdad. Nos agradamos para conformarnos, y nos conformamos con agrado. Hablamos medio desnudos, debido al agobio que nos acompaña. Encontramos un tesoro y nos ponemos cientos de condiciones. Nos apegamos al pasado, y nos imponemos una sonrisa que no es real. Tratamos de huir a los sueños de la infancia, y ésta nos dice que feneció, si es que vivió un día. Despertamos del sueño, de la pesadilla más bien, y nos decimos que toda esta elucubración no podrá suceder. Ojalá.

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