lunes, 23 de junio de 2008
Por si acaso se me olvida
Cuando uno está a punto de finalizar el año es, sin duda, un buen momento para hacer balances y para considerar si muchas cosas han merecido la pena. Es fácil que nos digamos que tal acción u omisión la cambiaríamos. Cuando uno mira las cosas con perspectiva se ven de otro modo. Evidentemente tenemos datos con los que no contábamos a la hora de tomar una decisión u otra. No soy yo muy partidario de arrepentimientos. Si acaso, defiendo el propósito de enmienda y las mejoras que podemos y debemos imprimir a nuestra actividad cotidiana. Prefiero que las miserias se las coman otros (me refiero a las miserias intelectuales, claro). Como no podía ser de otro modo, me siento muy satisfecho de mi paso por estas páginas virtuales. Ha sido un encuentro excitante, entrañable, lleno de sensaciones, de preferencias, de profundidades, de querencias, de amistades nuevas y de consolidación de otras. He pretendido que fuera un espacio de conexión. A tenor de los comentarios y de la participación de los lectores, creo que tengo motivos personales para estar contento. Lo que para mí era un divertimento, una ocupación del ocio, se ha ido convirtiendo poco a poco en un escenario de confesiones, de libertad, de altos vuelos. Llegué con humildad, por aprecio a unos grandes amigos, con la idea de tratar de ayudar y de ayudarme, y entiendo que he logrado disciplinarme con esta seudo-terapia que es la escritura. He sacado múltiples sensaciones y he procurado curarme de grandes “descalabros”. He puesto remedio a mis desazones y he tirado hacia delante con la convicción de que los problemas, las desidias y los hastíos tienen solución. La esperanza, dentro de mi visión apocalíptica, ha estado siempre presente. He logrado, cuando menos, sacar hacia fuera lo negativo compartiendo los visos de solución que en todo momento acompañan a los errores o equívocos. Estimo también que esta “cita” me ha servido para estar en contacto con cientos de personas. Son muchas las “visitas” que se han registrado en mi página. A todos ellos y a todas ellas les doy las gracias por su interés, por su confianza, por su lluvia de ánimos. Igualmente, me he reconocido con estas letras, con lo expresado, con lo dicho, con lo no contado. A veces ha sido una imagen dura, pero creo que, después del parto, ha surgido la vida. Son, en todo caso, muchas las cosas y las ideas que afloran en mi mente cuando hago un cierto recuento de este año con todos vosotros. No voy a mostrar más “floritura” que mi eterno agradecimiento. Ha sido un placer, un espléndido placer rebosante de ganas. Espero poder seguir aquí, pero, por si no es así, y con el fin de no olvidar que mis padres criaron a un buen nacido, les digo a todos y a todas “muchas gracias”. Lloro de gozo.
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