miércoles, 18 de junio de 2008
A propósito de los amigos
Sin que sirva de precedente, voy a jugar un poco con las palabras a modo de una prosa poética, combinando sentimientos con ideas que considero un tanto “universales”, de todos diría yo. Me coloco en mi pequeño despacho, en mi lugar de estudio, en mi recreo frente a la soledad que a menudo es necesaria, y expando al viento unas palabras que hoy dejo en este pequeño rincón, que, según parece, comienza a ser un lugar de encuentro para un grupo de amigos, de personas que comulgan con las mismas convicciones. Puede que lo que escribo no vaya con los tiempos actuales, o quizá los tiempos actuales no vayan conmigo. También es posible que los del “pensamiento único” nos quieran vender otra historia. De momento no vamos a ceder y vamos a mostrar nuestro empeño de mirar con otra perspectiva. Va por vosotros, compañeros y compañeras, la siguiente reflexión: Animo a los amigos a que vuelvan con los suyos, a que vean el Sol de cada día, a que disfruten con un compromiso cierto que garantice la verdad y la felicidad verdaderas. El asomo a cada mañana es ya un milagro que debemos saber valorar. La grandeza del ser humano pasa por su abandono del orgullo y por su cultivo de una humildad que se olvide de aspectos vanos. Todo es tan fugaz que meternos en líos innecesarios no merece la pena. Solo permanece el amor. Los elementos contables cambian de manos y de nombre, y con el tiempo todos olvidan a sus propietarios, si es que lo fueron verdaderamente. Soñar con la entrega en cuerpo y en alma y hacer de ese sueño una pura realidad es el mejor don que podemos disfrutar y que podemos dejar a la posteridad. Miremos valorando la fortuna del destino y sin poner precio a nada, puesto que es posible determinar y generar actos de dicha sincera. Amar es todo: se trata de entregarse al camino de esa victoria que consiste en desprenderse de todo. Al final, siempre se encuentra más.
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