Recuperar la vida

Estoy bien, como puedes ver, pero me gustaría contarte lo ocurrido. La utopía se ha hecho realidad, y los portavoces cantan la más calurosa bienvenida a la ciudad que nadie disfruta. Podemos ver los nombres de los náufragos que no encontraron una vida dichosa y placentera. Somos descendientes de los que no se acercaron al núcleo de la fortuna. Las cascadas de los infortunios estamparon sus firmas, y somos el resultado de una falta de aprendizaje. No tenemos todos los derechos: estamos malamente emparentados. Ni buscamos ni encontramos. Hemos perdido a muchos parientes y amigos; y tenemos un pasado que nos hace perecer en los arrecifes. Es emocionante. Estamos ansiosos de novedades que no se producen. Los cambios nos vencen. Celebramos los últimos acontecimientos con una frialdad que es un mero terremoto no prevenido. Nos llevan a las miles de lunas con unas tecnologías que nos confunden. Nos reímos de los hechos importantes. Saludamos, mas no somos capaces de admirar las preciosidades de unas costumbres que son misterios desconocidos. Las bibliotecas envejecen. No queremos pasar más páginas. Los movimientos se nos atragantan con vísceras podridas. Lo sentimos por unas culpas que hablan en nombre de los vencidos, que aumentan en número. Éramos los más listos de la clase, pero no hemos rentabilizado ese saber, que ya no presta consejos válidos. Nos acogen en casas ajenas que nos perturban las razones que languidecen. Las verduras frescas ya no están tan deliciosas como antes. Cortamos las compañías y nos quedamos sin "chollos". Lo sonoro se hace silencio, y no entendemos las uniones espirituales. Oímos el rugir de las fieras, que acechan en la noche. Nos quedamos boquiabiertos sin saber qué efectuar. Los métodos nos fallan, y vamos en manadas como borregos. Debemos informarnos y llegar a decisiones conjuntas. Seguro que podemos explorar y ver cosas que nadie ha visto. Me interesa la vida, y creo que podemos recuperarla.