miércoles, 25 de junio de 2008

Tú como terapia

Miro la “Luna azul” que pone fin a millones de episodios y de recriminaciones. No tengo cualidades en esta larga sombra que se apunta a los que nos asaltan con presentes y con exenciones. No me entero de las diferencias que prefieren la mitad antes que nada. Las vidas paralelas nos ofuscan y nos ofenden con premuras que vencen. Me retiro con proyectos que no ven lo que hay detrás. Me planto con monumentos que juegan con baluartes que pescan con intenciones no seguras. Estamos con rabia, con mucha rabia. No somos incombustibles. Las fuerzas presionan con equivalencias que arrestan antes y después. Contemplo las tribulaciones de los que van en pos de la felicidad mientras nos damos golpes tremendos. Hacemos cambios. Compramos lo nuevo y lo trituramos a la menor oportunidad. No sé qué es lo mejor. Todo se nota con energías que son tesoros con vidas que ponen condiciones. No puedo asegurar lo que necesito. Los lugares nos cuidan con mentiras que se sientan a nuestro lado. Los sabores nos recuerdan con nacimientos que resbalan mientras bebemos lo dulce que se declara en fuga. Defendemos a muerte unas consideraciones que nos quitan el sueño. Entretanto, contemplamos la Luna altiva, sonriente, benévola, como quien acoge a un hijo en su seno. Me encanta el beso que me propina con mezclas que miman. Se limpian las suciedades con sogas inconfundibles, y llego a una eficacia que pasa de un sitio a otro con lo más increíble. El resultado es impecable. Brillo entre suspicacias que aletean sin descanso. No puedo olvidarte. Te alimento con un jugo que concluye en fantásticos regalos. Te descubro en una cesta olvidada en una playa solitaria. Eres auténtica y te sigo como lo que eres, mi guía fresca y perfumada. Compito por lo mágico que me sirve de combustible. Te pruebo y me siento satisfecho. Te cultivo y te saboreo en tu punto. Te prefiero porque no tienes igual. Me ofrezco para servirte de prueba. Confío en que funcione la “terapia”.

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