miércoles, 18 de junio de 2008

Tú eres

Eres mi amor, mi compromiso, mi Luna cuando no duermo, mi sueño cuando estoy en el mundo azulado. Te acaricio hasta en mi trabajo de cada día. Sonrío con tu esfuerzo, con tu intencionalidad manifiesta, que me llena como un remolino en el mar. Has dado tanto que no sé cómo podré agradecértelo. Ruedo con tu broma, con tu inteligencia, con tus sensaciones, siempre prestas a brindarme cuanto necesito. Escribo contigo, por ti, y aprendo en cada instante con la idea reconfortante de la victoria humana. Nos hemos partido, nos hemos complementado y nos hemos esparcido por las cuatro esquinas de un universo amable gracias a tu presencia. Soy afortunado, y lo reconozco. Toda la labor que merece la pena se sustenta sobre el cariño que imprimes a tus comentarios, a tus empeños, a tus magistrales susurros que indican sin señalar por completo el camino. Sabes hacer las cosas, y, además, quieres hacerlas conmigo, y por eso me siento tan sumamente halagado. No podía ni prever remotamente que una relación me otorgara tanto contento. El equilibrio vendrá después. En los tiempos más duros me reconfortas. Me satisfaces en todos los planos, y me llevas hacia el paraíso que olvida los malos trances terrenales. Te has convertido en una diosa para mí, que no confiaba ya en un milagro de este género. No olvidaré lo bueno que estás haciendo, en calidad y en cantidad. Conoces todos los colores del amor y los inventas como si de otra Creación se tratase. Haces realidad todo un ensayo de entendimiento y dulcificas cualquier ánimo con un sosiego largamente buscado. Eres un hada madrina convertida en humana para gozo de quienes te conocemos. Te nombro cada vez que tengo oportunidad y canto tus conquistas. Me reconozco más desde que estás cerca de mí, desde que me has demostrado que podemos ser algo interesante en este contexto de borregos sin campana. Hablamos y nos contamos todo con una naturalidad tan pasmosa que parece que lo viniéramos haciendo desde hace años. Es posible que sea así, y que lo hayamos hecho en otra dimensión. Grito de júbilo. Me concentras en vez de dispersarme y soy mucho más auténtico. Sé que te has convertido en una columna vertebral de mi existencia. Todo parece más fácil con tu presencia y ayuda. Jamás te fallaré por esto y por mucho más. Soy objeto de tu amor. Experimento el placer de contar con una persona tan linda de corazón como eres tú. Disfruto y mucho. Has procurado un efecto formidable, que me permite generar una energía superior que antes ya tenía pero que no proyectaba. No hay lugar a las mentiras, no hay posibilidad de caída, de frustración o de pesimismo. Afirmo que soy, y que soy más yo que nunca, y no me falta de nada cuando sé que te tengo, algo que me demuestras con selectos y sencillos actos. No espero más: únicamente que sigas ahí. Me conformo con lo mucho que supones. Eres tú.

No hay comentarios: