lunes, 23 de junio de 2008
Fracturado
No me alivias sensiblemente. Podrías, pero no quieres. Has amasado mucha amargura y la destapas por cualquier motivo y a la menor ocasión. Tu actitud es ingratamente negativa. Viertes la imposición y la crítica como únicas vías para relacionarte, y así estás, y así nos vemos. Te miras el ombligo: no piensas en el resto de los mortales. Te crees por encima de todo. No niego tu inteligencia. Sin embargo, tu vanidad me distancia y me aparta de tu medida, que no me gusta, que ya ha descendido a niveles horrorosos. Hoy podría señalar que tengo el corazón roto en mil pedazos que se difuminan por obra de una nueva tempestad imparable. No me entiendes. Prefieres no repetir, en vez de mirar la esencia de las personas que son cúmulos de detalles sin alegaciones. No tomas una solución. No te pido concretamente: tampoco quiero. Kafka hablaba de decidir entre "el Hombre y el Mundo". Tú no estás con ninguna de estas dos partes, que deberían complementarse. Indicas sentirte afectada, pero ya no te creo. Ya no me importa lo que expresas, lo que escuchas, porque me he resentido demasiado entre tanta dificultad. En vez de ayudarme, compites conmigo. No es posible mejorar y avanzar. Doy por terminado mi empeño. No soy partidario de más discusiones. Has elevado el canon en demasía, y has encendido mi humor, que arde y desaparece “combustionado”. No supongo nada: sé que me ves como uno más que ya no puedes instrumentalizar. Buscaré en otros ojos un plan que tenga que ver con asuntos no marchitos. Estoy "fracturado", y ya no tengo deseos ni de arreglarme. No te cuento más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario